Al entrar de nuevo al laberinto vi sentado a un tipo que siempre me había
llamado la atención, me dirigí a él, me senté a su lado... y metí mi mano
temblorosa debajo de la tela blanca que cubría de su cintura hacia abajo. Era un
tipo bajito, bronceado, de cuerpo normal pero talladito, con una linda sonrisa y
un tatuaje de delfines en su cadera... Para el tamaño que tenía (yo soy más alto
que él) no me esperaba una picha tan linda (si linda, tamaño apreciable, grosor
apetitoso y muchas ganas). Lo tome de la mano y me lo llevé para un privado. Al
quitarle la toalla puede confirmar que lo que había sentido no era broma, él
tenía la picha más atractiva que he visto en mi vida y eso que he visto muchas.
Me tomó por las nalgas cuidadosamente y me besó con pasión, como si me estuviera esperando para estrenar sus labios, nos acostamos sobre el camastro con colchón verde y pasamos al menos una hora besándonos con ganas... Al sentir que su picha iba llenándose cada vez más decidí mamársela y el empezó a retorcerse de gusto.
El dueño de aquellos delfines creyó prudente devolverme la cortesía y bajo hasta mi picha dura y empezó a chuparla con tantas ganas como nunca había sentido. Me colocó en posición sobre sus rodillas de manera que mi picha quedará más alta que el resto del cuerpo y pasó su lengua por los lugares más sensibles que encontró.
De un momento a otro se levantó, se acostó boca arriba y me indicó que quería que yo me sentara en aquel monumento a la belleza fálica. Con dos condones cubriendo aquella delicia me sente en ella y al moverme cuatro veces pude sentir estallar aquella picha llenando de leche los condones. Nos besamos suavemente un rato más y acudimos a bañarnos.
Al vestidor fuimos juntos y salimos luego de vestirnos rumbo a un San José que empezaba a quedar vacío pues todo el mundo regresaba a su casa luego de trabajar.
Me tomó por las nalgas cuidadosamente y me besó con pasión, como si me estuviera esperando para estrenar sus labios, nos acostamos sobre el camastro con colchón verde y pasamos al menos una hora besándonos con ganas... Al sentir que su picha iba llenándose cada vez más decidí mamársela y el empezó a retorcerse de gusto.
El dueño de aquellos delfines creyó prudente devolverme la cortesía y bajo hasta mi picha dura y empezó a chuparla con tantas ganas como nunca había sentido. Me colocó en posición sobre sus rodillas de manera que mi picha quedará más alta que el resto del cuerpo y pasó su lengua por los lugares más sensibles que encontró.
De un momento a otro se levantó, se acostó boca arriba y me indicó que quería que yo me sentara en aquel monumento a la belleza fálica. Con dos condones cubriendo aquella delicia me sente en ella y al moverme cuatro veces pude sentir estallar aquella picha llenando de leche los condones. Nos besamos suavemente un rato más y acudimos a bañarnos.
Al vestidor fuimos juntos y salimos luego de vestirnos rumbo a un San José que empezaba a quedar vacío pues todo el mundo regresaba a su casa luego de trabajar.
2 comentarios:
Con buena cosa te encontraste... Pero joder, ¿dos condones? El pellejo de chorizo seguro que es más fino y aprieta menos, jajaja
Un saludo!
Hola Manuel, gracias por pasar...
Yo le agradecí más bien el uso de dos condones, por si las moscas(dudas)
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