PURAS HABLADAS DE MIERDA

En mi manía por permanecer delgado, manía que mi cuerpo no obedece, empecé el año anterior un programa de ejercicios que me pedía correr al menos tres veces por semana. Como una loca más del montón que prefiere madrugar, comer lechuga y morirse de hambre antes que estar mofletuda empecé a correr de madrugada, lo juro cada vez que troto termino con dolor de cuerpo, creo que son las tennis o quiza la poca costumbre.

Hace aproximadamente un mes al llegar a mi casa, frente a la entrada estaba aquel moreno super delgado, vestido de negro, con sonrisa de picaro que me saluda todo galán. _- Hola ¿cómo está? - Con frío, cansado y sudado le respondí un cortante "hola". Lo vi un par de veces más sin ningún resultado interesante.

Hoy, precisamente hoy que ando calenturiento, cuando salí a correr lo veo a la distancia, caminaba despacio hacia su trabajo. Lo alcancé dudando que me dirigiera la palabra. Y de nuevo apareció el "hola ¿cómo está?" y yo muy galán respondí y lo acompañé casi hasta su trabajo. Él por el camino me fue calentando poco a poco, hablando de sexo, de maes de cuerpos musculosos, de coger en el monte, de las pichas de otros maes que nos encontrabamos y al llegar cerca de su trabajo, como correspondía me despedí.

Cuando estaba por alcanzarlo iba pensando en meterlo en algún lugar solitario y desnudarlo en el frío de la madrugada, pensaba en frotarnos, tocarnos, chuparnos, venirnos. Él pensaba lo mismo, el lugar solitario no estaba en la ruta.

De repente me lanzó el comentario "usted tiene pareja, verdad?". Ante lo cual no pude negarme, ese moreno conocía muchos detalles de mi vida, sabía quién es mi pareja y en situaciones como esa es mejor no arriegarse.

Y el tipo éste me soltó en la cara "lo que pasa es que yo no puedo ayudarle a nadie a ser infiel". HABLADAS DE MIERDA, PURA MIERDA.