diciembre 03, 2009

Aquella Feliz Navidad...

Convencido por mis padres de que ya estaba grandecito para que el Niñito Dios me trajera regalos en navidad ayudé a decorar la casa como todos los años... Tamales van y tamales vienen, posadas, invitaciones...

Más tamales con salsa lizano y para bajarlo una rica agua dulce. Cantos, villancicos y miles de horas perdidas viendo en la tv los cuentos de navidad de todos los personajes de la infancia, me fui haciendo a la idea que sería un niño grande a partir de aquel año... me costó pero sabía que la situación económica de mi familia por aquellos años no era la mejor. Mi mamá nos compraba todos los años una mudada para estrenar el 25 de diciembre y otra para el 1 de enero, eso si siempre los mismos zapatos que debían servir al menos un año.

Mi hermana menor había pedido al niñito una barbie, mis hermanos mayores ya no recibían regalos aparte de la ropa y a mis papás no recuerdo haberlos visto comprarse nada para ellos. Yo era un niño bueno e inocente que todavía pensaba que si me portaba bien, sacaba buenas notas y obedecía a los mayores entonces el niñito tendría compasión de mi y si mi familia no podía regalarme nada entonces él me traería la pista de carritos o los legos que tanto me gustaban.

Pero mi madre me había sentenciado y preparado diciéndome que no me hiciera ilusiones, que ya estaba grande y que apenas alcanzaba para comprarle una muñequita a mi hermana.


Ese 25 de diciembre me levanté sin muchas ganas, mi hermana ya gritaba de alegría en la sala pues debajo del árbol (una rama de cipres con bombillas de colores) había un regalo para ella... Yo me acerqué a ver la muñeca que le había traido el niño Dios y vi en paquetito pequeño, envuelto en papel de regalo de colores y era para mí... Cuidadosamente desenvolví el regalo y pude ver un view master color celeste, por mis mejilas rodaron unas lagrimotas y mi voz no lograba salir.

Esa navidad es la que más recuerdo de toda mi vida... este año me encantaría volver a sentir esa emoción de sorpresa y gusto al encontrar esas pequeñas cosas que llenan el alma (aun que no sean celestes).

3 comentarios:

KagosaVampire dijo...

cuando estamos resignados toda sorpresa, x peq q sea, es enorme para nuestro corazon.
Ten expectativas bajas y tendras menos decepciones, dice un dicho

Unknown dijo...

KagosaVampire:
Aquel juguete se perdió con los años, pero el sentimiento calentito no se ha borrado de mi mente.

Anónimo dijo...

Que Bello recuerdo. M imagino que no solo rodarían lagrimas por tu cara sino en elmcorazon de tus padres. Que gran suerte que tenemos muchos y no nos damos cuenta.

Un bso cielo