
Él, enfermero guapo con actitud de divo que transita día a día frente a mi casa... calvo (continúa la obsesión), de cuerpo esbelto y con lentes para sol.
Yo sudando la gota gorda en mi rutina aeróbica mañanera, abrigado hasta los dientes y él fresco cual lechuga, serio como si estuviera en misa, vestidito con su traje de enfermero, sus gafas y colonia.
Él me ha saludado y cuando ha llegado al final de la calle se ha volteado a mirarme, él me ha mirado e inmediantamente una parte de mi cuerpo que aún dormía se despertó.
Empezó la cacería... él o yo en algún momento daremos el brazo a torcer.
2 comentarios:
pues q no te gane y ándale tu da el primer paso
Hola Dami, el problema con dar el primer paso es que lo más seguro es que le caiga encima.
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