Sólo la húmedad de la tarde y yo permanecemos entre las blancas paredes llenas de cuadros.
Los parlantes escupen a la sombra de un león y los teléfonos duermen ahora.
Mientros termino de escribir estas líneas me preparo para partir y dirigirme al mundo, al ruido y a la vida palpitante de una capital tercermundista.
Quizá de camino encuentre una distracción que me haga olvidar la pesadumbre del clima laboral y el encierro a que nos vemos sometidos los trabajadores.
Mañana será otro día y las arenas del tiempo me traeran nuevos aires.
1 comentario:
pues si, a veces trabajar se hace demasiado aburrido y tedioso... pero ni modo...
saludos!
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