agosto 31, 2009

Sex on the beach...

La semana anterior estuve 4 días en la playa por cuestiones laborales.

Planificando lo que sería un fin de semana de sexo, lujuria y placer; empaque todo lo necesario para levantarme uno o dos maecitos bien bronceados.

Obvio no había tomado en cuenta que el Hado, la Fortuna, la Suerte, o el puta Destino no estarían de mi parte y la maldición del sapo pelón que cargo desde hace tres meses se iba a lucir como nunca la muy desgraciada.

Al llegar al hotel noté que estaba misteriosamente tránquilo y eso que era hora de entrada. En la recepción había dos personas haciendo el registro, dos señoras mayores.

Después de registrarme y dejar las maletas en la habitación salí a conocer aquel paradisiaco hotel 5 estrellas, corona de oro y corona de plata. Increíbles instalaciones, amplias zonas verdes, wet snack bar, dos piscinas, salida al mar y transporte interno.

Después de caminar un rato me percaté de lo que temía, el hotel estaba desierto (sólo habían doñitas de la tercera edad y gringos gordos y sudorosos), o sea estaba totalmente desierto. Así que mi idea de llevarme a la cama a algún mae que estuviera hospedado quedó descartada... El personal del hotel (todos bilingües con un perfecto acento californiano) pasaban por ser puros viejos gordos, sudorosos o mal encarados. Pablo de la recepción era el único que hacía méritos pero el muy heterosexual dejó en claro su preferencia al referirse a una compañera como una rrrica.

Al fin bajé a la playa, desierta también, aproveché para broncearme un rato, nadar en el mar y refrescarme del terrible calor del pacífico norte de mi país. Alguno que otro hombre pasó por la playa. Una loquita (gay amanerado) caminaba como diva en desfile acompañando a una modelo famélica y poco agraciada. La loquita con reflejos dorados en su cabello, mangano azul y camiseta sin mangas a lo lejos lucía muy bien, de cerca era absolutamente vomitable (panzón, con la cara comida por el acné y bastante falso su color de cabello) Nexxxxxxxxxt...

Para no hacer largo el cuento al fin de los tres días y de asistir al karaoke (obvio no canté), al bailongo en la piscina del bar, caminar por todo el hotel en actitud de bestia hambrienta (de sexo) no logré llevarme a mi cama más que mis pies doloridos.

Cuatro días en la playa, muchos litros de agua, coca cola y unas cuantas smirnoff ice después, con un bronceado fantástico, muchas horas nadando en el mar, lleno de fotografías y un par de manolas, regresé a mi casa.

Si alguien sabe como me sacó la maldición del sapo pelón, pues se lo agradecería muchisimo.

Se aceptan voluntarios también.

3 comentarios:

KagosaVampire dijo...

Di pues que dichoso!! ir a la playa me encanta, aunque tenga que dormir en la arena.

Y nunca he ido a la playa a conocer a algun tipo para llevarmelo a la playa, y no creo que lo haga...

Unknown dijo...

Hola KV:
Pues no se trataba de ir a ver que salía, pero si así sucediera no era cuestión de desperdiciar la oportunidad. Eso si con sumo cuidado.

Unknown dijo...

XY's:
Con sumo cuidado me refiero a bañarlo, limpiarlo, darle de comer, hacerle pruebas VIH...
Mira soy tan pendejo que termino muriendome del miedo cuando conozco a alquien y nunca puedo concretar nada...

Eso soy un pendejo cualquiera.

Saludillos XY.