Tenía 19 años y recién había entrado a la Universidad de Costa Rica. En esas épocas de juventud proyectándome entre mi primer trabajo y mi primer año de estudios universitarios me encontré siendo un tipo cualquiera entre muchos. Por aquellos días mi presupuesto no daba para nada más que para pagar los materiales de la carrera que empezaba a cursar, pagarme los pasajes del autobús.
La pequeña oficina en la que trabajaba desde hacia unos meses me pagaba apenas lo justo para medio sobrevivir, tomando en cuenta que vivía en casa de mis padres y que ellos me brindaban el sustento básico y que yo pagaba algún que otro recibo de servicios públicos. El lugar de trabajo quedaba como a 1.5Km de distancia de la U y hacía el recorrido día a día a pie para ahorrarme aquel dinero para comprarme algo de tomar a la hora de almuerzo, dicho sea de paso mi humilde almuerzo lo llevaba en un termo para alimentos que mi mamá me preparaba cada día.
Y bueno en la época universitaria uno siempre quiere salir a tomarse algo con los nuevos amigos y la carrera que cursaba era de niños pipis por lo tanto siempre les sobraba dinero y muchas veces hacían banca para invitarme.
Cierto día de agosto estaba en el segundo piso de la Escuela de Generales esperando que dieran las 5 de la tarde para entrar a clases, fue ahí el lugar dónde conocí a Chavelo... no es que fuera ese su nombre pero por respeto al hijueputa no voy a decir como se llama.
Él estudiaba odontología, era moreno, de 1.80m, delgado, cantador y encantador. Le gustaba el cine de autor y la música de la Chavela Vargas. Tenía un novio estudiante de medicina y un novio oficial y paganini médico de renombre en la capital.
Yo por mi parte lo único que tenía era un abrigo nuevo tipo americana que me había regalado mi padre.
El chispazo fue instantaneo y en aquel corredor hicimos el pacto de vernos al día siguiente. Como buen mocoso me había imaginado una vida juntos... que iluso es uno cuando es joven y cree que puede conquistar el mundo con solo cerrar los ojos y soñarlo. Pero con los años uno se da cuenta que ese camino no es sencillo y que hay que dejar mucho sudor, lágrimas y a veces hasta sangre para lograr conquistarlo poquito a poco.
2 comentarios:
Y no solo cuando eres joven te pasan esas cosas... yo que no soy tan joven, me siento así muchas veces.
Un beso cielo
alex:
Hola cielo... pues que te digo que uno con el pasar de los años se va volviendo cascarudo (o sea, todo te resbala) y va comprendiendo que no va a terminar casado con todos los maes que conozca y se trance.
Saludillos... uff que calor.
Publicar un comentario